Los dientes de leche son los primeros dientes que les salen a los niños cuando son pequeños. En total son 20 y empiezan a salir a partir de los seis meses de vida del niño y aproximadamente con dos años ya suelen haber salido todos los dientes de leche. Estos dientes se caracterizan por ser menos resistentes que los dientes definitivos, pero cumplen las funciones básicas para que los niños empiecen a morder. El crecimiento de los niños va en paralelo a la evolución de sus dientes. Sin embargo, en lugar de crecer, los dientes de leche se caen para dejar paso a los dientes definitivos, que son más fuertes y si los cuidamos adecuadamente pueden durarnos para siempre.
Consejos sobre la caída de los dientes de leche.
Los dientes de leche empiezan a caerse cuando el niño tiene unos seis años. Pero la caída de los dientes no es algo que produzca en poco tiempo. En primer lugar, se caen los incisivos, mientras que los molares se caen cuando el niño tiene entre los diez y los doce años, por lo que el proceso desde que se cae el primer diente de leche hasta que termina de salir el último molar definitivo suele durar unos seis años, y unos seis años más tarde erupcionarán las muelas del juicio. La caída de los dientes de leche y la salida de los dientes definitivos es un proceso en el que hay que tener varias cosas en cuenta.
En primer lugar, hay que saber que los dientes de leche se caen porque el diente definitivo lo empieza a empujar hasta reabsorber la raíz, momento en el que se cae el diente de leche. Se trata de un proceso natural en el que un diente es el que provoca la caída del otro, por lo que la primera recomendación es no forzar la caída de los dientes de leche. Caerán en el momento que el diente definitivo esté preparado para salir.
Por otra parte, el momento en el que se empiezan a caer los dientes de leche es clave para la salud de la boca del niño. Por ello, se recomienda que el proceso de caída y salida de los dientes esté vigilado por profesionales, por lo que se recomienda visitar regularmente el dentista para analizar la evolución de los dientes y comprobar si están saliendo bien o si, por el contrario, necesitarán algún tratamiento de corrección para que finalmente consigamos una boca perfecta.
Por último, el cuidado y la limpieza de los dientes es importante desde el inicio. Aunque los dientes de leche no sean los definitivos, hay que cuidarlos y limpiarlos igual para evitar cualquier tipo de infección, que no solo es perjudicial para ellos, sino también para el definitivo que está por salir.
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